En Almanegra creemos que los cafés descafeinados tienen mucho por ofrecer. Nos gusta tanto el café que podemos tomarlo a altas horas de la noche, y por eso creamos este blend que mantiene toda la esencia, dulzura y complejidad de los mejores granos, sin cafeína.

Esta mezcla está compuesta por cafés de Veracruz, Etiopía, Kenia, Ruanda e Indonesia, todos descafeinados con procesos naturales a base de agua, un método que elimina la cafeína sin el uso de químicos, preservando la riqueza aromática y el perfil de sabor original de cada origen.

El café mexicano, cultivado en las montañas de Veracruz, es descafeinado con agua pura del Pico de Orizaba a través del proceso Descamex, el primer método de descafeinización de agua en América Latina. Este café aporta una base balanceada con notas de cacao y frutos secos, además de una textura suave y cremosa que da estructura a la mezcla.

Desde África, los cafés de Etiopía, Kenia y Ruanda le otorgan al blend su perfil vibrante y afrutado. La selección etíope proviene en su mayoría de la región de Jimma, con un 2/3 de proceso seco y 1/3 de proceso lavado. Esta combinación aporta matices de frutos rojos, bergamota y dulces florales, con un toque vinoso y exótico. Por su parte, el café keniano proviene de Nyeri, una de las regiones más prestigiosas de este origen, y compone 2/3 del ensamblaje africano, ofreciendo una acidez brillante con notas de grosella negra y cítricos. Finalmente, el café ruandés, cultivado en Nyamasheke, complementa con su dulzura caramelizada y cuerpo sedoso, equilibrando la intensidad del café keniano.

Desde el archipiélago de Indonesia, este blend incorpora cafés de Sumatra y Timor Leste, cultivados a 1500 metros de altura. La combinación incluye un lote procesado con el método "honey labu", una técnica híbrida entre honey y wet-hulled, que le otorga una dulzura intensa y un cuerpo aterciopelado. Estos cafés indonesios aportan una base achocolatada con notas de especias y un retrogusto persistente, lo que añade profundidad y estructura al perfil final de la mezcla.

El resultado es un blend descafeinado de gran carácter, con equilibrio entre dulzura, acidez y cuerpo. Gracias a la descafeinización con agua, se logra una taza limpia, compleja y expresiva. Perfecto para disfrutar a cualquier hora del día, sin renunciar al sabor de un gran café pues tiene un perfil profundo y equilibrado con notas dominantes de pan de centeno y dulzura de dátil. La acidez brillante de los cafés de Ruanda y Kenia resaltan matices de grosella negra, cítricos y caramelo, mientras que el Etíope aporta toques florales y afrutados. Los cafés indonesios refuerzan el cuerpo cremoso y añaden complejidad con notas de cacao amargo y especias, dejando un retrogusto persistente y envolvente.

• Tostado: Tostadora de Cafés Extraordinarios