Bani Haraz, también conocido como "Harasi", es un café originario del distrito adyacente a Ismaili. Estos distritos se funden hasta cierto grado, formando un tejido intrincado de tradiciones y cultivos. Viajando hacia el oeste desde la capital, Sana'a, en dirección a Hodeidah en el Mar Rojo, se cruza el corazón de Harasi. Este particular rincón de Harasi está custodiado por antiquísimas aldeas de piedra, semejantes a castillos, precariamente asentadas sobre abruptos precipicios, ofreciendo un espectáculo natural impresionantemente dramático.

En esta región, la cultura del café se ha adaptado al terreno, cultivándose en terrazas construidas en tierras escarpadas. La geografía montañosa del lugar no brinda muchas superficies planas, por lo que la cosecha del café se lleva a cabo en laderas empinadas, siendo transportado en pequeñas cantidades, en su mayoría a lomo de burro.

Este lote especial proviene de una colaboración con Fatoum Muslot, quien tomó las riendas del negocio familiar de café, una herencia iniciada por su padre en la década de 1950. Bajo su dirección, se introdujeron prácticas innovadoras, como una selección manual más estricta y el uso de bolsas de almacenamiento Ecotact. Estas medidas han repercutido positivamente en la calidad del café. El envío en estas bolsas Ecotact ha demostrado ser una elección acertada, especialmente al considerar los desafíos logísticos asociados con la larga travesía desde Yemen hasta nuestros almacenes.

La degustación de Bani Haraz revela un perfil destacado por un dulzor rústico, un cuerpo bien definido, matices terrosos y delicados tonos frutales. Su fragancia seca evoca el aroma del azúcar al caramelizarse, salpicado de matices ahumados y agridulces. Se pueden descubrir también notas de pistacho bañado en chocolate, calabaza cocida y un suave té matcha terroso. Al humedecerse, desprende un aroma complejo y endulzado, con reminiscencias de azúcar de palma, frutas secas envueltas en chocolate y un toque granuloso que nos transporta al sabor del té de cebada tostada.

Cada taza nos recuerda el viaje desafiante de este café, que ha superado las adversidades propias de exportar desde un país en guerra y que enfrenta una grave crisis humanitaria. Al disfrutar de este café, no solo saboreamos su riqueza, sino también la resiliencia y el esfuerzo de aquellos que lo han hecho posible.